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El envejecimiento es una etapa en la vida de nuestras mascotas, una etapa que todo y ser dolorosa, es deseable. Vista la alternativa, que nuestros peludos lleguen a una edad anciana es una buena noticia. Deberemos estar atentos a cualquier síntoma que pueda complicarles la existencia.
Al igual que nos pasa a los humanos, existen diversos factores que afectan al envejecimiento. Algunos son inherentes al animal, como pueda ser la genética. Pero hay otros factores que dependen de nosotros, sus dueños, como puedan ser la alimentación que les damos, los cuidados veterinarios que les proporcionamos o lo factores ambientales en los que viven (temperatura, higiene, polución,…).
Existen momentos en los que nos puede resultar complicado distinguir entre un posible envejecimiento o una enfermedad que pueda estar sufriendo nuestra mascota. Ante la duda, lo mejor es acudir a nuestro centro veterinario para que le hagan un reconocimiento a nuestro ser querido de cuatro patas.
Igualmente, debemos estar alerta ante cualquier variación de comportamiento de nuestra mascota. Los animales domésticos aprenden rápidamente la rutina del hogar donde viven, por ello cualquier variación en su comportamiento nos avisará de una posible pérdida de agudeza sensorial o incluso de la aparición del síndrome de disfunción cognitiva.
La pérdida de agudeza sensorial afecta principalmente a los sentidos del olfato y de visión. Es posible que notemos que nuestra mascota “nos ignora” cuando le llamamos o silbamos. No se trata de esto, es posible que no nos oiga. Deberemos hablarle o silbarle con mayor potencia, pero sin variar el tono; es decir, con el mismo tono cariñoso de siempre pero con más volumen para que nos escuche. Así mismo, acompañar nuestra comunicación verbal con gestos puede ayudar la comunicación.
La disminución visual viene de la mano del cambio en la densidad del cristalino del ojo. En esos momentos deberemos facilitar un entorno familiar y conocido, evitando cambiar muebles de sitio o añadir objetos en casa que puedan ser obstáculos para la mascota. Así mismo, deberíamos intentar facilitar el tránsito y el acceso del animal a los lugares habituales del hogar.
Podemos ver otros cambios fisiológicos como puedan ser un aumento en la caída del pelo, uñas quebradizas, aparición de canas, disminución de la agilidad o deterioro de las articulaciones. Como mamíferos, las enfermedades que puedan desarrollar las mascotas son parecidas a las de las personas mayores.
De forma orientativa, a partir de los 7 años (aunque dependerá de la raza y el tamaño de nuestra mascota) podemos decir que nuestra mascota ha llegado a la etapa sénior.
Se trata de una enfermedad neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso, similar a la senilidad o demencia, debida al envejecimiento del envejecimiento del animal.
Algunos signos de la disfunción cognitiva en mascotas son: desorientación, variaciones en la micción, irritabilidad o cambios en los niveles de sueño/actividad.
¡Atención! Existen enfermedades con síntomas similares a estos signos clínicos, por ello es fundamental realizar exámenes clínicos anuales en nuestro centro veterinario de confianza para que nuestra mascota tenga registrado un historial clínico completo.
A medida que nuestra mascota va haciéndose mayor, puede sufrir de un proceso degenerativo crónico de las articulaciones llamado: osteoartrosis. Se trata de una inflamación de las articulaciones y suele afectar más a los perros de tamaño grande o muy grande.
En los mamíferos, una parte fundamental en las articulaciones es el cartílago. Por ello deberíamos velar por la salud de las articulaciones de nuestras mascotas desde una edad temprano. Con frecuencia nos preocupamos más por una rotura de hueso, pero el organismo tiene los mecanismos para “reparar” una rotura de hueso. En cambio, si el cartílago de la articulación se daña, el organismo no puede regenerarlo.
La osteoartritis, o cualquier patología que afecte a las articulaciones de nuestra mascota, producen dolor y limita la movilidad. Podemos ayudar a nuestra mascota con medidas que faciliten su día a día y su calidad de vida. Por ejemplo:
Pero ¿cómo saber si nuestra mascota siente dolor si no llora? Es posible que nuestra mascota sienta dolor pero no lloriqueo o no se queje, pero demostrará cambios en su comportamiento a los que debemos permanecer atentos. Puede ser que no quiera salir a pasear, que no encuentre la “postura cómoda” para descansar, que no tenga hambre o que demuestre dificultad para levantarse.
Las mascotas de poca edad y las mayores necesitan de una atención especial. Al igual que en los seres humanos, la prevención es la clave en la detección temprana de posibles enfermedades. Mediante chequeos periódicos en el veterinario podremos ayudar a nuestras mascotas a tener una vejez feliz.
Fotografías de Unsplash: Artur Tumasjan, Daniel Martins, The creative exchange